Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales https://declanqzwq497430.newsbloger.com/39238713/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi